Llevo varios días leyendo unas y otras noticia sobre el posible “fin” de las tarifas planas de datos ilimitadas con el fin de pasar a un modelo de pago variable en función del tráfico consumido (hablando mal y pronto, a mayor uso, más pasta)
A mi leal saber y entender, esto ha venido propiciado por la concatenación de los (no necesariamente ordenados cronológicamente) acontecimientos:
- Cruce de declaraciones entre
Telefónica Movistar y Google, en las que se dejan ver intenciones de gravar (por parte de la operadora española) a los servicios de internet que más uso hacen de la infraestructura de comunicaciones. En este punto todavía no se sabe encima de quién va a caer el marrón…
- Polémicas – y potencialmente malvadas, intenciones de Google de llegar a un acuerdo con el gigante norteamericano Verizon para premiar aquellos sitios o servicios que gocen de una mayor difusión y tráfico (premio = mayor velocidad y/o preferencia de ancho de banda)
- Declaraciones del señor Don Julio Linares (que es a la sazón, consejero delegado de Telefónica) en las que profetiza un colapso del sistema bajo la actual premisa de tarifa plana ilimitada.
- Manifestaciones (en absoluto relacionadas…) de los respectivos CEOs de Orange, Vodafone y Yoigo, que sostienen la tésis de la actual crisis de oferta limitada vs. demanda creciente (exponencial, diría yo)
Respecto al último punto me gustaría citar a Francisco Román (CEO de Vodafone España), que ha “parido” recientemente la siguiente joya:
"La palabra ilimitada (N. del A.- respecto de las tarifas planas) es un gancho peligroso, ya que ¿cuántas cosas ilimitadas se pueden alojar en algo que por naturaleza es finito?"
Esta frase (que no se la cree ni él) me parece muy representativa de la actitud que parecen tomar ciertas empresas, cuando se ven obligadas a mover ficha porque el mercado se mueve en una u otra dirección. Me resulta increíblemente triste (y a la vez tremendamente recurrente) que las empresas que mejor posicionadas están y mayor capacidad de respuesta tienen (en cuanto a músculo financiero y talento humano) opten por la queja, el lamento, y en mejor de los casos, la más absoluta ceguera.
Como apuntaba el gran Enrique Dans en su blog:
“En estas condiciones, si ante un crecimiento previsto de la demanda elevado, las empresas que proporcionan ese servicio se ponen la venda y gritan socorro, es que algo va mal, muy mal en la forma en la que estas compañías están siendo gestionadas…”
No voy a entrar en valoraciones de cómo se puede (y se debe) reaccionar ante un aumento de la demanda, lo cual es, obviamente una GRAN noticia para la empresa. Me hace gracia que las operadoras se sientan mal respecto a la rentabilidad que obtienen de sus “clientes ballena”, porque no se suelen quejar cuando esa desviación se produce en el caso contrario, me explico:
Existe una teoría estadística que explica las distribuciones irregulares en un sistema dado, que se llama Principio de Pareto, según este sistema, por ejemplo, en una empresa el 80% de tus clientes representa el 20% de tus ingresos, o lo que es lo mismo, el 20% de tus clientes representa el 80% de tus ingresos.
Para Movistar, el 10% de sus usuarios (por poner) les consumen el 50% del ancho de banda que ofrecen, pagando lo mismo que el 90% restante. Esto les parece “económicamente poco eficiente” así que prefieren penalizarles ahora que el mercado está demandando cada vez más y más ancho de banda (contenidos en streaming, proliferación de smartphones y cada vez más servicios en la nube)
Francamente, no me parece ni medio normal. De donde yo vengo un aumento exponencial de la demanda es motivo para descorchar el champán (siempre que tu empresa pueda, orgánicamente, afrontarlo) no para sacar el machete mientras te quejas…
Algo debería tener que decir la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, ¿no? Veremos…
Mientras tanto aprovechemos para disfrutar de lo poco que le queda de neutral a la Red de Redes.
Blog de Enrique Dans, recomendado | Enlace